- Piñones en el agua es el significado del nombre de este Parque Nacional ubicado en plena cordillera en la región de la Araucanía. Sus paisajes que reflejan el paso de la actividad volcánica sin duda recuerdan a aquellos del libro El Señor de Los Anillos, por cuanto destacan los tonos más oscuros de la tierra, los que se contraponen con los brillantes verdes y azules de los bosques los lagos. En el centro, el volcán Llaima es el padre de esta tierra mágica por descubrir.
Hemos llegado a un nuevo destino en el sur de Chile, el Parque Nacional Conguillío(“piñones en el agua” en mapudungún), ubicado en la cordillera de la región de la Araucanía y que por esta época de otoño-invierno suele cubrirse con un manto blanco de nieve. Esta tierra moldeada por erupciones volcánicas se expande por 60 mil hectáreas y es rica en montañas, lagos, ríos y araucarias. Para comenzar el recorrido nos dirigimos desde Temuco hasta Melipeuco, donde tomamos el acceso sur del Conguillío por el sector de Truful Truful.
Una de las primeras paradas que realizamos es en el Cañadón del Río Truful Truful (que significa de salto en salto), al sur del parque nacional y que retrata los 13 mil años de historia eruptiva del volcán Llaima. En la zona vemos un paisaje de abundante piedra volcánica, lo cual no causa extrañeza debido a que en este sector estamos parados sobre una erupción o lahar de 1957, el cual llegó hasta Melipeuco y dejó algunas casas sepultadas. Destacan las tonalidades negras y grises, lo que se acentúa durante las mañanas más frías donde suele caer una espesa neblina. Es interesante también escuchar un poco de la cosmovisión de los pueblos originarios. Para los mapuches el Llaima alberga los pillanes machos y el volcán Villarrica a los espíritus hembras, y es por ello por lo que se cree que el primero tiene un carácter más duro y es más difícil de escalar.
Nos trasladamos a contemplar la cascada del Pichi Truful -que es la más pequeña en comparación a su hermana mayor, la cascada de Futa Truful- y cuyas aguas avanzan durante 16 kilómetros en forma subterránea desde la laguna Verde. La caída de agua de más de 30 metros de altura se ubica en un valle boscoso de densa vegetación y donde destacan las nalcas de más de dos metros de diámetro y los cipreses de cordillera. Todo ello rodeado de una especie de cañón con muros de 70 metros de altura o más. Allí, en ese lugar, descubrimos que las machis de las comunidades mapuches son las únicas autorizadas por Conaf para poder sacar las medicinas naturales, por cuanto se considera un lugar sagrado para dicho pueblo originario.
Sin duda que el atractivo visual más importante es el volcán Llaima, uno de los más activos de Chile y cuya cumbre alcanza los 3.100 metros de altura. Su cono está rodeado de glaciares, lo que hace que sea muy dura la subida. Tiene distintas rutas de escalada, siendo la más popular la denominada Ruta Los Paraguas, y cuando se sube hay que considerar que por sobre los 2 mil metros el Llaima tiene una pendiente de más de 45 grados.
Para los adictos al trekking, probablemente el sendero Los Carpinteros sea uno de los más atractivos. Allí se encuentra la Araucaria Madre de 1800 años de antigüedad. Un bosque donde hay coigües de 400 años y cuyos troncos poseen un diámetro de 2 o más metros. ¡Impresionante!
LAS LAGUNAS DEL CONGUILLÍO
Laguna Verde es el primer atractivo natural lacustre del parque nacional Conguillío, y para llegar hasta allí bordeamos el Llaima por el este por un camino de ripio. Este cuerpo de agua cuenta con un circuito de trekking de 2 kilómetros en el cual podemos contemplar esta belleza formada a través de erupciones volcánicas. Posee dos ríos importantes cercanos: el río Blanco y el Teuque. La laguna Verde sorprende por su intenso color a lo largo de 175 hectáreas de superficie, a tan solo 7 kilómetros de la entrada del parque. Muchos llegan hasta aquí para hacer pesca deportiva, especialmente atraídos por la extracción de truchas. Desde lo alto lo que se aprecia junto a la laguna un cordón montañoso y bosques y, por el otro lo, la huella que dejó el paso de lava.
La siguiente parada es la laguna Arcoíris, considerada como la joya del parque nacional Conguillío. Le llaman también “La niña” por ser la última laguna en formarse. Ubicada en medio de bosque siempre verde, en medio de sus aguas se observan algunos árboles caídos de raulí, robles y coigüe, cuyos troncos muertos sobresalen sobre la superficie. A nuestros ojos, la laguna tiene unos colores hermosos: la luz del sol refleja tonalidades amarillentas, verdosas y azuladas en aguas que tienen una profundidad de 10 metros y temperaturas que bordean los 7 grados. Se recomienda visitarlo principalmente en otoño, debido al reflejo de los árboles con sus colores ocre. Al costado existe un mirador donde podemos admirar las rocas y tierra ploma que fueron formadas décadas atrás por la actividad volcánica, además de apreciar este verdadero espejo de agua que se formó hace unos 320 años producto de la acción del volcán Llaima. Un sendero sencillo de un kilómetro permite también en esta zona realizar una caminata de contemplación.
Finalmente llegamos al lago Conguillío, al noreste del parque, el más grande e imponente de todos los cuerpos de agua presentes en el parque, gracias a sus 780 hectáreas de superficie. Al llegar nos topamos con una amplia playa de arenas grises, donde es posible contemplar las cumbres de la Sierra Nevada de fondo que se ven reflejadas en el lago. Se originó tras la erupción del volcán Llaima y se nutre de las aguas de su deshielo y de los glaciares de Sierra Nevada. Durante la época estival, muchos veraneantes aprovechan este sitio para poder acampar y disfrutar de un rico baño en las aguas del Conguillío.