EL AMANECER EN LOS GÉISERES DEL TATIO

  • En pleno desierto de Atacama y a 4.200 metros de altura, un campo geotérmico enorme sorprende día a día a miles de turistas, quienes madrugan en San Pedro de Atacama para viajar hacia lo profundo de la Cordillera de Los Andes, en donde se encuentran más de 50 conos que emanan impresionantes fumarolas y agua hirviendo al mismo tiempo que el sol se asoma detrás de las montañas, en un fenómeno único de la naturaleza.

En un comienzo parece ser un suplicio para aquellos que son -somos- malos para madrugar. El plan es así: despertar en el hotel en San Pedro de Atacama a eso de las 4 de la mañana, para viajar 90 kilómetros (2 horas) en medio de la oscuridad de la noche y el desierto rumbo a uno de los más importantes atractivos turísticos de la región de Antofagasta y, por qué no, del país. Los Géiseres del Tatio, un campo geotérmico inmenso a 4.200 metros de altura, en el altiplano chileno. Se trata del tercero más grande del mundo y el primero en Latinoamérica, y además es el de mayor altura. Debemos esperar a las 6 de la mañana para comenzar a tener luz de día y no es una exageración, el frío cala hondo. Debemos aguantar temperaturas de entre menos 5 y menos 10 grados centígrados. Es durante el amanecer que el atractivo natural tiene su actividad peak durante el día. El espectáculo de ver estas calderas naturales en entorno congelado vale totalmente la pena.

La palabra Tatio deriva según algunas teorías de la palabra “abuelo” u “horno” en lenguaje kunza, y las aguas termales que nacen aquí eventualmente van alimentando el río Salado, un afluente importante del río Loa. Actualmente la actividad geotérmica aquí ocurre en un área de 30 kilómetros cuadrados, pero con una intensidad mayor en 10 kilómetros cuadrados, en donde encontramos géiseres, fuentes que emanan agua hirviendo, aguas termales, entre otros fenómenos. Son 110 las manifestaciones geotermales que han sido documentadas aproximadamente, pero se estima que pueden llegar a ser unas 400, dentro de las cuales hay 64 géiseres cuyos conos se elevan a veces hasta los 3 metros y que son el principal atractivo del lugar. Otros tienen forma de cráter. Algunos ya han cesado su actividad, al mismo tiempo que nuevos agujeros se van formando en otros sitios.

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EL SOL ILUMINA LOS GÉISERES

Una vez que sale el sol, el panorama cambia radicalmente en los Géiseres del Tatio. Destacan los colores azules y morados del cielo, el café de las montañas y el blanco de la nieve. Hay un montón de contraluz. Se siente el fuerte olor a azufre. De a poco nos vamos quitando las capas de ropa y podemos apreciar mejor las fumarolas. Nos atrevemos entonces a jugar con la fotografía, incluso con meter las manos heladas a unos pequeños riachuelos de agua caliente que se forman en los senderos. Un alivio, sin duda. La curiosidad mató al gato, reza el dicho. Y es que cuando nos aproximamos a una fumarola para mirar cómo burbujea el agua desde lo profundo de la tierra, es importante tener sumo cuidado, pues no existen barreras de contención que puedan evitar una caída en aguas prácticamente hirviendo. Así mismo, hay que que prevenir las quemaduras que pueden provocar el agua que salpican los géiseres. 

La densa neblina mañanera que cae sobre los géiseres humeantes, sumado al intenso frío que penetra hasta los huesos como agujas, entregan un ambiente de película de fantasía, al más puro estilo del Señor de los Anillos. La experiencia es sublime. Algunos pequeños senderos de tierra demarcados por pequeñas rocas nos guían por en medio de decenas de géiseres, todos ellos de distinto tamaño y distinta intensidad en su actividad geotermal. El desfile de turistas también es una imagen casi fantasmal. Un desfile de sombras humanas en medio del humo y la niebla y por sobre de pozas de agua en el camino, en lo que es un panorama que se va aclarando a medida que el sol asciende por detrás de las montañas.

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DESCANSO EN LAS TERMAS DEL TATIO

Avanza la mañana y el sol ya nos entrega calor con sus rayos. Es tiempo de cambiar la parka, el gorro de lana y los guantes por un traje de baño. Y es que nos espera un agradable momento de relajo en las aguas de las Termas del Tatio al aire libre y a pocos metros de los humeantes géiseres, en lo que es una gran piscina de agua caliente que se alimenta de pequeñas vertientes que brotan entre los 60 y 80° de temperatura. El sector cuenta con algunas comodidades: baños y camarines para cambiarse.

El norte de Chile abarca aproximadamente el 20% de las termas naturales de Chile, siendo la mayoría de ellas pozones ubicados en las regiones de Arica y Parinacota y Tarapacá. Quizás si algo distingue a estas termas es que muchas de ellas son de difícil acceso o en áreas muy remotas, con poco o nada de infraestructura. Sin embargo, no hay que ver eso como un ítem negativo. Muy por el contrario, un baño en una terma del Norte Grande del país es una experiencia salvaje y en pleno contacto con la naturaleza a escasos kilómetros de las altas cumbres de los Andes. 

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