Un viaje entre Puerto Natales y las Torres del Paine no está completo sin una parada que, a todas luces, es obligada para el visitante: la Cueva del Milodón. Se trata de un monumento natural de dimensiones sorprendentes ubicado en la provincia de Última Esperanza y que fue el hogar de un mamífero de más de dos metros y medio de altura y cuyo peso superaba la tonelada. Con sus enormes garras y su pelaje largo y grueso, fue capaz de sobrevivir en esta zona entre 14.500 y 10.000 años atrás, en plena era glaciar. Según estudios científicos, el Milodón fue un pariente del oso perezoso y formó parte de la megafauna sudamericana, siendo capaz de caminar en cuatro patas y adoptar también una postura bípeda.
A 24km al norte de Natales, un desvío nos lleva hasta la entrada al monumento natural. Allí nos da la bienvenida un gran peñón de 35 metros de altura llamado la “Silla del Diablo”. En seguida seguimos en ruta hasta acceder a una recepción, donde se nos indica el sendero interpretativo bien señalizado de aproximadamente 1 kilómetros que debemos seguir hasta la entrada de la Cueva Grande. Mientras caminamos -y si tenemos suerte- nos podremos topar con un zorro culpeo, un aguilucho o un pájaro carpintero. También observamos flora nativa, tales como las lengas y coigües. Una vez allí, la Cueva del Milodón impresiona con sus 30 metros de alto, 270 de ancho y 200 de profundidad.
Son grandes los deseos de ingresar y explorar aquel sitio oscuro y silencioso que fue refugio de animales salvajes en épocas glaciares. Hoy la situación nos permite transitar por dentro de la cueva por un sendero, donde encontramos sitios que fueron excavados y que dan cuenta de restos humanos y de animales que fueron hallados por paleontólogos en años recientes.
El hecho de que hoy podamos recorrer el antiguo hogar de este “perezoso gigante” durante un tour junto a Recorramos Chile es gracias a que el lugar fue explorado por primera vez a fines del Siglo XIX -específicamente el año 1895- por el marino mercante alemán Hermann Eberhard. Desde entonces, diversas expediciones científicas han ido en busca de pistas para entregar más información sobre el extinto mamífero. En la actualidad es un hito turístico protegido y conservado por CONAF.
Una vez afuera de la cueva, la mayoría de los visitantes optan por fotografiarse junto a una réplica de tamaño real de un Milodón, la cual fue construida en 1978 por Harold Krusell. Allí nos enteramos también de que uno de los mejores horarios para disfrutar de este monumento natural es al atardecer, cuando entra mayor cantidad de luz a la cueva.
Teorías sobre la extinción del Milodón son diversas: un cambio climático que logró cambiar el tipo de vegetación, afectando la forma en que se alimentaba el mamífero; una caza desenfrenada por parte de los humanos de la zona; una cruenta actividad volcánica. Independiente del motivo, lo cierto es que hoy una visita a la Cueva del Milodón resulta ser más que una simple visita a un lugar natural en medio de la pampa, sino que es además un verdadero gozo para aquel niño explorador que llevamos dentro y que está ávido por conocer más sobre especies ancestrales.
Al ser una cumbre con forma cónica, se le compara muchas veces con la belleza del Monte Fuji en Japón. Un paseo por el día desde Puerto Varas hasta aquí permite acceder a través de un camino de bosques hacia un centro de esquí donde los visitantes tienen múltiples actividades para hacer: desde la adrenalina de subirse a una telesilla, hasta hacer algunas caminatas hacia algunos cráteres secundarios.
Si bien estas espectaculares caídas de agua no poseen un tamaño y altura tan imponente, sí impresionan debido a la fuerza que trae el agua y lo robusto de las cascadas, junto con lo maravilloso de un paisaje que completan el volcán Osorno y un siempre verde bosque Valdiviano. Quienes visitan este destino en la región de Los Lagos prácticamente podrán sentir el agua en su rostro.