PUMA, EL ESCURRIDIZO CAZADOR EN TORRES DEL PAINE

  • Actualmente se estima que la población de pumas en el parque nacional alcanza los 80 a 100 ejemplares, entre adultos y cachorros. El número ha ido incrementando debido a las condiciones favorables de alimento y geografía con que se encuentra aquí el felino, y de igual forma han aumentado el número de turistas que desean ser observadores de este hermoso animal.

 

Estamos de visita en el Parque Nacional Torres del Paine, a 2.800 kilómetros al sur de Santiago. Este es el campo de batalla del más grande de los felinos que habitan la Cordillera de los Andes, el puma. Un terreno duro, escarpado, frío y ventoso que no perdona, con feroces tormentas que pueden cubrir las montañas en cosa de minutos, para luego volver a la calma en cosa de minutos, dando un respiro a la vida salvaje, que vuelve a la normalidad. No importa si es primavera, y ha florecido, o es otoño, y el parque se ha convertido en una acuarela de colores ocres. La abundancia de vida en este lugar de la Patagonia es pan de cada día, y al tope de la cadena alimenticia de este rico ecosistema está el puma.

Durante un viaje a las Torres deseamos con ansias hacer un circuito de trekking que nos permite explorar la base del Paine, el glaciar Grey y los lagos de color turquesa, pero inconscientemente también buscamos tener un encuentro cercano con la fauna de la llamada Octava Maravilla del Mundo. Y es que en el parque conviven cóndores, zorros, liebres, águilas, guanacos y el implacable puma, que es el rey de la pampa y las montañas en un escenario de extraordinario biodiversidad donde predomina el bosque magallánico y estepa patagónica. Hay muchos que han hecho de la observación de animales una afición, pero es importante hacerlo sin intervenir su hábitat. Según expertos, este parque nacional austral se ha convertido en uno de los mejores sitios para ver pumas por diversos motivos: hay abundante alimento para ellos y la geografía es ideal para estos felinos para que puedan encontrar refugio.

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Según estudios y monitoreos realizado por Conaf, existen en Torres del Paine alrededor de 11 pumas por cada 100 kilómetros cuadrados, lo que significa, en definitiva, que en un rango de 100 hectáreas podemos encontrar a dos ejemplares aproximadamente. Si bien no hay un censo que determine una población exacta, se cree que son entre 80 y 100 pumas en el parque nacional. Hay incluso quienes se inclinan por números superiores a 150. Por ello, y debido a las dificultades para divisarlo, los expertos sugieren armarse de paciencia y usar ropa adecuada para un clima hostil. Los guardaparques en Torres del Paine comentan que uno de los mejores lugares para ver pumas es el área que comprende un triángulo entre las entradas de laguna Amarga, el lago Sarmiento y lago Pehoé, más específicamente en un sector conocido como La Península, donde estaría la mayor concentración de pumas en el parque nacional debido a condiciones óptimas para cazar por sus características esteparias y rocosas.

EL PUMA, UN CAZADOR SIGILOSO

Durante el viaje nos enteramos de algunas de las curiosidades del puma: se trata del cuarto felino más grande el planeta. No puede rugir como un león, pero sí ronronea, tal como un gato doméstico. El mejor momento para la observación es durante crepúsculo, pues en el día están poco activos y en la noche merodean el parque, sin embargo, debido a la oscuridad total será difícil verlos. El puma suele ser un animal solitario, pero no es extraño verlo en manada. Si una hembra está con cachorros se alejará, pues un macho solitario es capaz de matarlos para aparearse con ella, mantener el linaje y permitir que la hembra entre en celo. Es el mayor depredador terrestre de Chile. Los cóndores, animales carroñeros por excelencia, son unos buenos aliados al momento de buscar pumas debido a que estarán sobrevolando un sector donde probablemente está el cadáver de alguna presa. Es allí donde hay que apuntar las cámaras y binoculares.

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Aun así, no es frecuente que una cámara capte el momento en que un puma caza a un guanaco, que representa poco más de 100 kilos de carne fresca para el cazador. Cuando los guanacos están en manada, es un macho dominante el que se encarga de avisar si hay algún depredador cerca mediante un grito de alerta. El cazador divisa un grupo de guanacos, pero al igual que sus parientes felinos, decide que no debe precipitarse. Esperará hasta el anochecer para ir en busca de su alimento, y cuando llegue el momento indicado debe poner en práctica cada una de las habilidades que aprendió de su madre al nacer. Debe moverse con sigilo, entre los matorrales y rocas, como una sombra. La paciencia es la clave, como en cualquier felino. El guanaco tiene excelente vista y olfato, además de que también agarra alta velocidad al correr. 

También se nos entregan algunas recomendaciones en caso de verse enfrentado a un puma: nunca dar la espalda, siempre mirar al animal, y si se aprecia que tiene una posición de ataque, hay que mostrarse más grande que el puma y hacer mucho ruido. Lo cierto es que actualmente hay varios operadores que ofrecen paquetes para que los turistas puedan estar más cerca de estos animales y puedan fotografiarlos, una experiencia que puede durar entre una y cinco jornadas.

¿Y tú, has visto pumas en las Torres del Paine?

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